6 HÁBITOS PARA REDUCIR LA ANSIEDAD.




Estos seis cambios en tu estilo de vida te ayudarán a controlar la ansiedad

La ansiedad, una palabra que se ha vuelto más cotidiana, en nuestro tiempo, de lo que nos gustaría. Es de los padecimientos más comunes que enfrentamos en la modernidad. Esa preocupación y angustia constantes que nos impiden disfrutar de la vida y, en casos extremos, hasta interfieren con nuestro desempeño adecuado en el trabajo, en el ámbito social y familiar. 
La ansiedad siempre parece haber existido por eso encontramos el mandato bíblico de sacar de nuestras vidas todo vestigio de ansiedad. También en el nuevo testamento hay consejos sobre el afán y la ansiedad. sin embargo, el estrés de la vida moderna a contribuido a que, más que una tendencia de algunos temperamentos, la ansiedad sea un mal que aqueja a todos.
Hay múltiples técnicas para reducir la ansiedad como la práctica de un deporte, o de técnicas de respiración. Asimismo, está demostrado que evitar ciertos alimentos e ingerir otros contribuye a contrarrestar la ansiedad. Si bien nuestro estado de ánimo influye en los alimentos que apetecemos, también los alimentos tienen efecto sobre nuestras emociones, particularmente en los niveles de ansiedad que percibimos.
Estos seis cambios en tu estilo de vida te ayudarán a controlar la ansiedad:
1. Incluye grasas saludables en tu dieta
Múltiples estudios demuestran los efectos de los alimentos ricos en grasa sobre el sistema nervioso. Sin embrago, no hablamos de cualquier tipo de grasa, sino de los ácidos grasos omega 3, que todos conocemos bien, por sus beneficios para la salud cardiovascular. Los alimentos ricos en estos ácidos grasos esenciales contribuyen a reducir la ansiedad. Así que a partir de hoy vale la pena que, tanto por salud física como mental, incluyas en tu dieta salmón, sardina, bacalao, atún, arenque, nueces, linaza y chía, entre otros alimentos ricos en este tipo de grasas.
2. Consume alimentos que favorezcan la secreción de serotonina
La serotonina es un neurotransmisor relacionado con la sensación de placer y tranquilidad; su disminución propicia padecimientos como depresión y episodios de ansiedad. Ciertos alimentos contribuyen a mantener los niveles de serotonina en forma natural. Este es el caso de aquellos que son ricos en el aminoácido triptófano como lácteos, garbanzos, semillas de calabaza, huevos y derivados de la soya, principalmente. Incluye por lo menos uno de estos alimentos en tu dieta diaria.
3. Haz ejercicios aeróbicos
Está científicamente demostrado que el ejercicio aeróbico regula la actividad del eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, responsable de nuestras reacciones ante el estrés. Se recomiendan idealmente cinco horas a la semana de actividad aeróbica moderada o 150 minutos de ejercicio vigoroso para personas con buena salud. De esta forma mejorarás no solo tu estado de ánimo, sino tu salud cardiovascular y tu figura. Procura hacer por lo menos 30 minutos de ejercicios aeróbicos al día a una frecuencia cardiaca de 180 menos tu edad.
Por ejemplo, si tienes 50 años o más, mejor que camines, trotes, andes en bicicleta, nades o bailes asegurándote de que tu corazón lata entre 125 y 135 veces por minuto durante un mínimo de media hora. ¡Ojo! Si padeces de presión alta o tienes problemas cardíacos, consulta con tu médico antes de empezar una nueva rutina de ejercicios. Es posible que tus medicamentos o tu condición afecten el tipo de ejercicios aeróbicos que puedas hacer.

4. Establece horarios de sueño
La falta de sueño y el insomnio contribuyen al desarrollo de la ansiedad. Procura, en la medida de lo posible, dormirte todos los días a la misma hora. Apaga todos los aparatos electrónicos (teléfono celular, tableta electrónica y computadora) media hora antes de dormir y establece una técnica de relajación como parte de tu rutina diaria antes de irte a la cama. Te sugiero que antes de acostarte tomes un té de tila o valeriana, sin azúcar. Si estás tomando medicamentos, siempre consulta con tu médico antes de tomar algún té  nuevo o con hierbas.
Después de lavarte los dientes recuéstate en tu cama a meditar unos minutos, siente tu respiración y ve relajando cada una de las partes de tu cuerpo, una a una, desde los dedos de los pies hasta la cabeza. No permitas que ningún pensamiento ocupe tu mente, solo concéntrate en tu respiración. Evita bebidas con cafeína en horas de la tarde y cena ligero, por lo menos dos horas antes de meterte a la cama. Si a media noche despiertas, pon en práctica tu técnica de relajación nuevamente y si te surge un pendiente escríbelo sin encender la luz y regresa a tu calma nocturna.
5. Respeta tus horarios de comida
Comer en forma irregular contribuye a la ansiedad al impactar en la secreción hormonal y el ritmo circadiano. Procura comer cinco veces al día, divididas en tres alimentos principales y dos meriendas. Incluye todos los días los alimentos ricos en triptófano que mencioné en el punto número 2. Evita llegar al punto de tener un hambre voraz, escucha tu cuerpo y aliméntate en cuanto comiences a sentir apetito y deja de comer en el momento que estés ligeramente satisfecho. De esta forma siempre tendrás la energía necesaria para hacer frente a la demanda física y emocional que requiere el día a día, reduciendo los niveles de ansiedad. ¡Ah! Y si sientes ganas de comer sin apetito, solo para “calmar” tu ansiedad, en lugar de llevarte algo a la boca, sal a dar una vuelta. Ocúpate de alguna manera y el deseo pasará.
6. Pasa tiempo con Dios
Por último y no menos importante es nuestra salud espiritual. El tiempo que pasamos en oración y meditación de la palabra, es una manera especial de aquietar nuestro espíritu agitado. No estoy hablando de un tiempo en el que llevas todas tus peticiones a Dios y recuerdas todo aquello que te aflije, reviviendo cada cosa que te provoca ansiedad. Me refiero a un tiempo en el que leas la palabra y te quedes en quietud, disfrutando de la invaluable compañía de tu Creador. Un tiempo en el que meditas en Su grandeza y permites al espíritu Santo que aquiete tu corazón y descansas en Él. Este tiempo puede ser un tiempo consciente que unas con el punto 4. Luego que te has relajado y has sacado, voluntariamente, todo pensamiento  de tu mente, aprovechas para deleitarte en Dios y agradecer por todas las bondades y misericordias del día. Nada mejor que “dejar nuestra ansiedad sobre él porque él tiene cuidado de nosotros” (1 Pedro 5:7)
Puedes leer también el artículo: 7 Mejores aceites para la ansiedad.

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