NO TE RINDAS LA ORQUÍDEA QUE REVIVIÓ. Lección de vida.
Hace poco pensé en
botar una orquidia que me regalaron hace tres años y que después que perdió sus
flores nunca más floreció. Siempre supe que cultivar orquídeas era un trabajo
realmente complejo, delicado y casi que un arte pero también pensé que todo se
puede aprender. Así que, hice mis investigaciones de cómo cuidar, podar, y
alimentar a mi orquidia. Disciplinadamente fui aplicando un método y otro de
los que aprendía para lograr que mi orquidia floreciera pero, en tres años,
nunca volvió a florecer. En primavera le salían nuevas hojas pero ahí quedaba
todo y mis esfuerzos por reanimarla fueron infructuosos.
Hace poco pensé: “la
voy a botar y utilizaré la maceta en otra planta que esté viva”, porque a mi
idea ella estaba muerta. Al menos, esa era la imagen que me mostró durante tres
largos años. Ya yo tenía pensado hasta la forma en que me desharía de la
planta. Pensé ponerla cerca del lago, donde hay sombra y la tierra está humedad
para que terminara de morir en paz, ja, ja,ja,ja. Me daba lástima ponerla
dentro de una bolsa plástica en la basura.
Mi plan ya estaba
pensado hasta el más mínimo detalle pero no tuve tiempo de llevarlo a cabo. Un
mañana, cuando fui a abrir la cortina de la ventana donde la orquidia está
colocada, no podía salir de mi asombro. La orquídea tenía dos hermosos botones.
Ya deben imaginar mi alegría. Se la mostré a todos en la casa, le hice fotos,
la acaricie y le hablé con cariño a la planta que yo creía muerta y que por
poco boto a la basura.
No pasó mucho tiempo
cuando recordé que hacia unos días había pensado botarla e inmediatamente
recibí una lección de vida que quiero compartir contigo hoy. ¿Sabes la cantidad
de veces que en la vida pensamos desistir porque ya llevamos mucho tiempo
intentándolo sin tener resultados?
Incluso hay una frase
que dice:
La mayoría de gente fracasa porque no se dan cuenta de lo cerca que están del éxito cuando deciden rendirse.
Esa frase todos la
hemos escuchado en sus múltiples versiones pero, cuando estamos tan cansados de
intentar algo y no conseguirlo, esta frase nos suena a justificación de quien
no se percata de que se acabó el camino. Quizás te identifiques con este
pensamiento y también te haya tocado vivir situaciones similares, pero, ¿valdrá
la pena rendirse? ¿Nos sentiremos a gusto después de haber desistido sin saber
si lo lograríamos algún día?
La historia está llena
de personas que consiguieron lo que querían después de muchos intentos porque
no desistieron. Fueron personas que perseveraron con los ojos fijos en la meta
y no se entretuvieron con los fracasos.
La historia cuenta que:
Henry Ford: quebró en 5
negocios previos antes de fundar la Ford Motor Company con la que se hizo
millonario y cambió el mundo.
Walt Disney: fue
despedido de un periódico por “falta de imaginación y carencia de buenas
ideas”. Tras ello, comenzó con varios negocios que fracasaron y terminaron en
la banca rota. Al final encontró una receta que funcionó con su primera
película animada “Blancanieves y los 7 enanitos” y comenzó la historia de
Disney.
Edison: sus maestros
pensaban que era demasiado necio para aprender cualquier cosa. Fue despedido de
sus primeros dos trabajos por no ser lo suficientemente productivo. Como
inventor falló 1000 veces antes de inventar la bombilla eléctrica.
Bill Gates: su primera
empresa, fundada con Paul Allen, se llamó Traf-O-Data. Su producto ni si quiera
no funcionaba y fracasó. Como él mismo afirmó, eso le sirvió para prepararse
para Microsoft años más tarde.
Soichiro Honda: acudió
a una entrevista de trabajo para Toyota Motor y fue rechazado. Estuvo un tiempo
sin trabajo y comenzó a fabricar sus propias scooters que vendía a sus vecinos.
Así fue que comenzó el imperio Honda.
Imagino que todos estos
hombres, en muchas ocasiones, se sintieron como yo con la orquídea pero
siguieron intentándolo. No se rindieron y usaron cada fracaso como un escalón hacía el éxito esperado.
Alguien dijo:
Todos tus intentos son un éxito. Unas veces ganas, y otras aprendes.
Y la verdad es que no
podemos considerar como perdido el tiempo en que trabajamos y nos esforzamos
sin tener éxito. Durante ese doloroso tiempo estamos aprendiendo lecciones de
vida que de otra manera sería imposible aprender. Incluso los fracasos nos muestran
cosas que debemos cambiar en lo que estamos haciendo para que el resultado sea
el que esperamos.
La Biblia también nos
habla sobre no rendirnos
No nos cansemos pues de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos si no desmayamos
Gálatas 6:9
La única manera que
tenemos para lograr recoger los frutos de nuestro trabajo es persisitir,
persisitir y no desmayar.
Yo sé que la vida es
difícil, y a veces nos pega tan duramente que creemos que no podremos volver a
levantarnos nunca más. En momentos así, nuestra cabeza se llena sólo de malos
pensamientos, y lo único que queremos es rendirnos dejando todo atrás y
lamentarnos eternamente de nuestro sufrimiento. Sin embargo, hoy quiero
animarte.
Quiero recordarte a mi orquídea muerta. La única manera que yo tuve para
saber que florecería algún día fue seguirla atendiendo y cuidando durante tres
años. Sin importar que mis ojos veían unos tallos secos y algunas hojas mustias
seguí atendiéndola como si ya lo hubiera logrado. Recuerda también que pensé
rendirme. Si me hubiera rendido, me hubiera privado de ver las hermosas flores
que estaban por salir.
En una entrevista al
futbolista brasileño Pelé, cuando le preguntaron a qué creía que se debía su
éxito dijo:
El éxito no es un accidente. Es trabajo duro, perseverancia,
aprendizaje, estudio, sacrificio, y lo más importante de todo: amor por lo que
estás haciendo o aprendiendo a hacer.
No te rindas. Trabaja duro.
Persevera. Sólo podrás cosechar si no desmayas.
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