La estación de otoño en Estados Unidos inicia el 23 de septiembre, pasa por los meses de octubre, noviembre y finaliza el 21 de diciembre.
Es una de las
estaciones más bellas del año. El clima suele ser agradable, debido a las
brisas frescas que llegan luego del calor sofocante que ha dejado el verano. En
septiembre y octubre las temperaturas descienden, por lo que podemos disfrutar
de días tibios y noches frescas, mientras que en noviembre y diciembre, los
días se van sintiendo cada vez más fríos a medida que se acerca el invierno.
Las hojas de los
árboles empiezan a cambiar de color y producen un espectáculo magnífico por
unas cuantas semanas.
La Administración
Nacional Oceánica y Atmosférica NOAA (por sus siglas en inglés) explica por qué las hojas toman las bellas
tonalidades durante el otoño.
El color, informa el
National Arboretum* de los Estados Unidos, depende de factores climáticos como
la temperatura. La luz del sol, las precipitaciones y la humedad del suelo,
influyen en la llegada duración y vitalidad del otoño. Una temporada de
crecimiento húmedo seguida de un otoño seco, lleno de días soleados y noches
más frescas y sin escarcha da como resultado la paleta de colores otoñales más
brillantes.
Los cambios en el clima pueden acelerar, ralentizar o cambiar el
tiempo de llegada del colorido follaje de otoño.
Algo curioso es que,
con la finalidad de saber en qué lugares habrá los mejores colores de otoño,
puedes visitar las oficinas regionales de pronóstico del Servicio Meteorológico
Nacional. Estas oficinas ofrecen el pronóstico de siete días de las condiciones
climáticas, incluidos los tiempos de llegada de diferentes masas de aire, para
ayudarte a determinar la mejor ubicación del área que tendrá el color de otoño más vibrante.
Los
verdaderos colores del otoño vienen del interior según los expertos
Los
árboles en realidad comienzan a mostrar sus verdaderos colores en otoño, y he
aquí por qué.
Los
cuatro pigmentos principales que producen color dentro de una hoja son:
clorofila (verde); xantofilas (amarillo); carotenoides
(naranja); y antocianinas (rojos y morados). Durante las estaciones
de crecimiento más cálidas, las hojas producen clorofila para ayudar a las
plantas a crear energía a partir de la luz. El pigmento verde se vuelve
dominante y enmascara los otros pigmentos.
Los
árboles deben reponer la clorofila porque la luz del sol hace que se desvanezca
con el tiempo. A medida que los días se acortan y las noches se alargan,
los árboles se preparan para el invierno y la próxima temporada de crecimiento
al bloquear el flujo hacia y desde el tallo de una hoja. Este proceso
evita que se reponga la clorofila verde y hace que el color verde de la hoja se
desvanezca.
El
verde desteñido permite que emerjan los verdaderos colores de una hoja, produciendo
la deslumbrante variedad de pigmentos anaranjados, amarillos, rojos y morados a
los que nos referimos como follaje de otoño.
Después de la fiesta de los colores del otoño
El
“desfile” de color de otoño varía de una región a otra y de un año a otro, dependiendo
de las condiciones climáticas. Para áreas bajo alta presión calma y seca,
las noches frías y los días soleados pueden alargar las pantallas de colores
otoñales. Los frentes fríos o cálidos pueden producir fuertes vientos y
fuertes lluvias que hacen que las hojas se caigan de los árboles con mayor
rapidez.
He vivido la mayor
parte de mi vida en una isla tropical donde, practicamente, durante todo el año, es verano. Las temperaturas
son muy elevadas y si “corremos con suerte” quizás podamos disfrutar de
temperaturas algo frescas en diciembre o enero. El otoño es imperceptible en
cuanto a diferencia de temperaturas o cambios en el paisaje.
Hace unos años ya,
puedo disfrutar de la belleza del otoño en Estados Unidos. País donde la opción
de hacer una ruta turística siguiendo los colores del otoño y la
llamada caída de la hoja (el conocido fall foliage) es una experiencia ya
habitual en la agenda de muchos viajeros. En esta época del año los parques,
bosques y jardines que decoran los distintos estados ofrecen una sinfonía
de colores tan tan especial que su simple contemplación cautiva a
aventureros ávidos de captar belleza.
En los parques de
algunas ciudades de Estados Unidos se puede disfrutar de magníficos
atardeceres, y de puestas de sol que parecen de película, iluminando las hojas
de maravillosos matices.
Regularmente los
turistas prefieren el caliente verano para disfrutar del sol y de las playas o
el invierno para vivir la mágica navidad que ofrece Nueva York. Sin embargo siempre
queda el que le gusta realizar actividades al aire libre y disfrutar de un picnic
bajo los bosques teñidos de amarillo, café, rojo y naranja.
Según el sitio web
recreation.gov el Parque Nacional
Yosemile y el adyacente Bosque Nacional
Inyo en California son excelentes lugares para disfrutar de los
rojos profundos de comejos, arces de azucar no nativos, álamos temblones
espectaculares e incluso hiedra venenosa y roble venenoso.
En el estado de Colorado las
montañas rocosas se llenan de follaje otoñal a fines de septiembre.
En Idaho un
lugar de visita obligado son los bosques nacionales Nez Perce-Clearwater en el norte, para ver el color dorado del maíz
de alerce occidental a lo largo del río North
Fork Clearwater.
Creciendo como un oasis
en el centro de Utah, las montañas y mesetas del Bosque Nacional Fishlake ofrecen un paisaje espectacular para
cualquiera que tenga un sentido de aventura. Este oasis parece incendiarse
a fines de septiembre cuando las arboledas de álamos resplandecen de amarillo y
naranja. El bosque es famoso por un puesto de álamos cerca de Fish Lake, considerado el organismo vivo
más masivo en la tierra.
En el estado de Washington El Bosque Nacional Baker-Snoqualmie ofrece
impresionantes vistas a lo largo de sus 110 millas (177 km), incluidas algunas
de las mejores oportunidades para observar la vida silvestre. A principios
del otoño también puede ser un buen momento para practicar senderismo si
visitas este lugar. Está el follaje otoñal, por supuesto, pero los
senderos están libres de insectos y aún están libres de nieve. El camino
pasa por el extremo sur del Parque
Nacional Monte Rainier, donde se puede echar un vistazo a la cima o
simplemente ir allí; es un viaje lateral de 78 millas (126 km) al parque desde
la ciudad de Packwood.
En lo personal, amo los
paseos por el bosque y sentarme por horas en un parque en esta época del año porque
puedo disfrutar del bello paisaje y de la fresca brisa, ambos son un remedio
divino para el alma, la mente y el cuerpo.
Si eres un amante del
otoño como yo, aquí te dejo un video con paisajes otoñales que rayan con lo
mágico. Espero que lo disfrutes.
*El United States National Arboretum es una gran fuente de información sobre los procesos de pigmentación que ocurren dentro de las hojas.
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